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miércoles, 9 de marzo de 2011

Sobre el mix energético

Que se baje la velocidad máxima en las autovías así, de repente, casi con nocturnidad y desde luego con mucha, pero mucha alevosía, puede dar lugar a infinidad de apreciaciones y posicionamientos, aunque se reducen a dos los que están en contra y los que están a favor, o blanco o negro. No existen matices.
Algunos recordarán aquellas viejas, aunque sorprendentemente aún existen, cajas de lápices de colores, donde un cervatillo trotaba alegremente por el monte, siempre incluían uno  blanco, que nunca encontré utilidad, aún la busco, y otro negro, que tampoco tenían mucho uso: cómo elegir ese lúgubre color cundo existía toda una pátina de colores dispuestos a recrear el mundo de la imaginación de un infante.
Pero hoy de una forma o de otra, solemos acudir a los extremos, o nos hacen posicionarnos, más bien, y fruto de una costumbre adquirida tenemos el hábito de los contrarios, sin necesidad de palo, ni de zanahoria, lo hacemos así, tenemos esa querencia.


La reducción de la velocidad, como digo no por ser una decisión poco consensuada, rayana a la inconsciencia más bien, deja de tener un razonamiento más o menos válido, pero que no debería de ocultar lo que se esconde realmente detrás de los apoyos y detracciones es la falta de un criterio que establezca por fin las bases de lo que debería ser la estrategia energética de nuestra economía, donde cabría prefectamente medidas de este calado.

Hay que ahorrar, sí, desde luego, ahorrar implica una indisposción de recursos actuales para su empleo en el futuro, un sacrificio que preve un beneficio y por ello cualquier medida de ese signo implica un convencimiento de su necesidad, que ha de descansar en una planificación real que sistematice el futuro de la manera más beneficiosa posible para el que ahorra. Hoy desgraciadamente esa programación no existe, ni se la espera, como al general Armada, y  total para seguir finalmente dependiendo del exterior como hasta ahora.


La energía ni si crea, ni se destruye; y aquella que no se utiliza se pierde.

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