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domingo, 12 de junio de 2011

Alguien miente y no soy yo.


En el primer trimestre del año según los datos del INE, la economía española ha crecido un 0,3% intertrimestral y un 0,8% interanual. De los últimos cinco trimestres en cuatro ha registrado un crecimiento positivo lo que ha permitido recuperar el 20% de la caída acumulada.
Aún queda mucho por hacer, más bien todo. Las razones de este cambio de tendencia se pueden buscar en el buen comportamiento del sector exterior  y sobre todo en el turismo. Las empresas españolas están aprovechando la mejora en la demanda de los mercados exteriores para aumentar su cuota exterior, como en otras ocasiones anteriores sólo que vía devaluaciones. Los costes laborales unitarios han permitido un cierto respiro mejorando la competitividad de nuestros productos, factor clave para una recuperación eficaz y sostenible.
Sin embargo no todo el mundo tiene esa sensación. En principio el Banco de España no es tan optimista y considera en su informe de abril que el crecimiento fue del 0,2%. Y gracias podíamos decir. Fue un buen capote que echo MAFO, de cara a las eleciones del pasado día 22. De poco le valió, la calle no cree en los datos ni en las previsiones, porque siente la depresión. La demanda interna no ha aportado al crecimiento nada y si no fue negativa se lo debe al dispendio de los gastos de las administraciones públicas, que compensó el recorte en el consumo privado y la formación bruta de capital fijo. No parece que la demanda interna repunte cuando se mantiene unos niveles de apalancamientos extraordinarios.
Y es que los números tampoco lo aguantan. En este periodo se han destruido 250.000 puestos de trabajo neto que supone una caída del empleo del 1,4%, mientras que la cifra oficial de desempleo alcanzó la cantidad 4,9 millones, una tasa del 21,9%. Si todo lo anterior es así se supone que el crecimiento económico se basa en una aumento increíble de la productividad en casi 1,3% en el primer trimestre, un 5,2% en términos anuales. ¿Cómo es posible tal evolución? ¿Dónde están los cambios tecnológicos que lo soporten? No están. Algo falla. Detrás de ese incremento están las horas trabajadas por ocupado que han crecido un 1,9%, que no quiere decir que se mejore la productividad, al contrario ha caído un 0.9%, sino que se aumenta la jornada para producir lo mismo. Lo que es una opción, no desde luego la opción más feliz, no deja de ser una reducción del coste salarial encubierta y por lo tanto no implica una mejora en la calidad del trabajo.
Ahora bien considerando tal circunstancia, es de esperar que el consumo siga sin despeguar, por un lado aumenta el número de parados (y no se espera crecimientos en la economía suficientes para variar la tendencia), por otro disminuye el salario real y además se mantiene una estructura financiera excesivamente apalancada y unos tipos de interés al alza. Pero es que el consumo es el 60% del PIB, nada más y nada menos. Y gracias a los dispendios acumulados, el gasto público está limitado no ya a nuestras capacidades, sino al control de Europa y debe volver a la senda del 3% a marchas forzadas, no puede haber otra solución que enfocar nuestros esfuerzos en la competitividad real, hacer más con menos, o más con lo mismo, para conseguir mantener una cuota de mercado exterior suficiente y todo ello a pesar de la fortaleza del euro y del desajuste en los precios (inflación).
Si ayer dependíamos del ladrillo para crecer y crear empleo, hoy y mañana dependemos del exterior, único motor suficiente para elevar las previsiones de crecimiento del PIB por encima del 2% y de paso cree empleo. Pero no antes del 2014 o del 2015, bueno o del 2016 o mejor para no pillarnos los dedos del 2020.

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