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viernes, 30 de marzo de 2012

Zapatero solo hay uno

Pues ya está pasamos otra huelga general, creo que la octava desde la democracia, como siempre todos contentos, unos porque no ha tenido repercusión, otros porque sí la ha tenido, la mayoría porque ha pasado y pueden retomar la normalidad de su día a día y una minoría porque han quemado no sé cuantos contenedores y roto otros tantos escaparates.
Y la vida sigue. Y siguen los cinco millones de parados, esperando una oportunidad que no llega. Yo la verdad es que ayer eché en falta una contramanifestación de los desempleados, pidiendo más reformas que les posibiliten una entrada en el mercado laboral, porque no entiendo cómo pueden participar en una manifestación que encabeza el lema de “nos quitan todo”. ¿Qué más pueden quitar a un desempleado?
A parte de este comienzo, la situación obliga a ello, me gustaría hacer un par de consideraciones. Hoy se aprueban en Consejo de Ministros los presupuestos, dando razón al PSOE, de que esperaban a las elecciones andaluzas y prueba una vez más de falta de personalidad y de arrojo de este gobierno, atrincherado en una mayoría absoluta que no ejerce, por miedo quizá a que tilden con epítetos fascistoides. Pero el pueblo soberano le confirió tal responsabilidad y el ejercicio de la misma; y le va a exigir por eso.
A mí me parece que el gobierno sabe lo que tiene que hacer, pero le falta arrojo y valentía para llevarlo a cabo. El problema es que no sólo a mí me parece eso, porque en Andalucía en apenas tres meses y con la que está cayendo, han perdido 400.000 votos y en Asturias, a pesar de todo no han conseguido ningún avance, al contrario. Y ojo la mayoría se debió más a la caída del voto socialista que a la ganancia del popular, que sirva de aviso para navegantes.
Por lo tanto parece que existe cierta decepción, que en mí se produjo con la primera medida del gobierno, con la subida de impuestos, achacable a la urgencia del momento y la bisoñez del cargo, rompiendo con sus promesas electorales. Para mí fue una medida zapateril y para eso era mejor el de la ceja, que hacía una cosa y decía otra, así sin inmutarse, todo chulo. Pero Rajoy no vale para eso; y si se va a dedicar a seguir la estela del infausto leonés, mejor es que deje a otros, porque va a durar apenas una legislatura. No sé, quizá haya una Esperanza.
Tras la huelga y la demostración de la caterva sindicalista, hay que tomar el toro por los cuernos y hay que empezar a pensar como un verdadero analista, un hombre de estado, no de partido y tomar las decisiones oportunas para revertir la situación, terrible que ha heredado, pero con gusto, ojo que nadie le obligó y por tanto debe responsabilizarse de ello, no vale atrincherarse en que todo está mal y que nos lo exige la UE, también exigía a Alemania a principios de siglo la contención del déficit al 3%, y no cumplía: qué va a hacer, ¿sancionarnos, echarnos de la UE? ¿Si no puede con Grecia, va a meterse en un problema 5 o seis veces mayor?
Yo sigo sin ver grandes reformas, que se necesitan, seguimos arrastras con el sistema financiero, malgastando dinero público, subvencionando patronal y sindicatos, las instituciones (ayuntamientos, autonomías) no han reducido sus plantillas, o no tanto como debieran: ¿cómo pueden tener miedo a incrementar la tasa de desempleo a costa del dinero de los contribuyentes, como respondía recientemente un regidor? Eso es ineficacia en la gestión de recursos en cualquier empresa: ¿cómo es posible razonar que con más recursos hago lo mismo que debería hacer con menos y quedarte tan ancho? Pues para eso no me cabe duda hay que ser político.
La reestructuración de un estado disforme, anormal, derrochón, configurado en capillitas y núcleos de poder que presionan en función de la ocasión, en búsqueda de intereses partidistas y nada solidarios (artículo 2 de la CE). O de la justicia, siempre he creído que la bondad del sistema jurídico condiciona el desarrollo económico, por lo que cualquier cambio en el modelo productivo requiere de un ordenamiento jurídico justo y eficaz. Y qué decir de la educación absolutamente destruída con leyes y contraleyes y la sanidad, y mucho más.
Mucho trabajo y poco tiempo, si sigue como hasta ahora.

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