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miércoles, 18 de abril de 2012

REPENSAR ESPAÑA



Esperanza Aguirre ha vuelto a activar una bomba de relojería. Hace unos días se atrevió a decir al presidente del Gobierno y a todos los españoles que las Autonomías deberían ir adelgazando, es decir, devolviendo las competencias de Sanidad, Educación y Justicia al Estado central. Tarde o temprano, las Comunidades van a tener que pasar de la voracidad competencial de la que han venido abusando a una dieta dukaniana que les haga perder toda la gordura que han ido acumulando con los años. En este trago, yo les recomendaría buenos bocados de cecina “made in León”, pura proteína que alimenta cuerpo y alma y que no deja muchos efectos colaterales de los que desprenderse.


Este es uno de los grandes debates pendientes en esta España democrática y laica que defendemos y que ningún político se ha atrevido a abordar con la valentía que lo han hecho, por ejemplo, Rosa Díez, y ahora, la presidenta de la Comunidad de Madrid, aunque nadie en su partido la haya secundado. Hay demasiados intereses políticos de por medio.

En otros foros, alejados de la política, como el empresarial, ya hemos abordado este debate, preocupados por la deriva nacionalista y regionalista de algunos. Hace poco más de un año, el CEL organizó una mesa redonda para debatir precisamente los efectos y la sostenibilidad del sistema autonómico y las conclusiones fueron bastante unánimes, por no decir clamorosas en la reivindicación de replantearse y reconducir el “caballo desbocado” en que se ha convertido el Estado de las Autonomías.

Creo que merece la pena reproducir aquí por su vigente actualidad algunas de las opiniones que expusieron los cinco ponentes de prestigio que participaron en dicho debate, todos ellos conocedores del Estado Autonómico y de las derivaciones que ha producido con el devenir de los años en ámbitos como el empresarial, el judicial, el educativo, el político y el territorial.

Me llamó la atención la brillante sinopsis sobre la formulación y constitución del Estado Autonómico que realizó la profesora de Derecho Constitucional de la ULE, Esther Seijas. Afirmó que el 84% de los Estados democráticos están descentralizados y que en el nuestro, el Estado Autonómico fue necesario para la democratización del país, sin embargo, “la voracidad de mimetismo entres CCAA ha conducido a una carrera desbocada del “yo quiero más” que hay que encauzar y racionalizar”. La profesora Seijas apostó por “un modelo de federalismo asimétrico que potencie la igualdad pero que también respete los hechos diferenciales que no tengan consecuencias cuantitativas y cualitativas para el resto de Comunidades”.

El responsable de Derecho Público de la firma Garrigues, Ángel Suárez, señaló algunos de los problemas surgidos en España a raíz de la evolución del Estado Autonómico como la hipertrofia normativa, la hipertrofia del sector público y la inseguridad jurídica. Este abogado cuestionó el gran número de leyes autonómicas que no se llegan a desarrollar con los correspondientes reglamentos, lo que crea problemas jurídicos prácticos a las empresas, “un maremagnum legislativo muy desalentador y desmotivador para cualquier iniciativa empresarial que tiene que sortear la enorme y farragosa legislación que se deriva de la transferencia de competencias”, dijo. Suárez puso sobre la mesa otros problemas como el incremento del gasto público y la enorme litigiosidad que ha generado el sistema autonómico y criticó que el Estado central no haya sido capaz de ejercer sin complejos sus competencias exclusivas y desempeñar el papel que le corresponde como disciplinador y coordinador de los procesos de transferencia de competencias.

Como el debate territorial sigue abierto y ya se alzan muchas voces reclamando una revisión de nuestro Estado Autonómico, - sin ir más lejos, oigo al gran economista Ramón Tamames, reivindicar una revisión o relectura de la Constitución española para adecuar el sistema de las Autonomías a la realidad actual de España-, me pregunto si no habrá que repensar España.

Les dejo a sus señorías algunas cuestiones sobre las que debatir, por si se aburren en las sesiones del Senado.

¿Beneficia hoy día el sistema de las Autonomías a la generación de empresas, de empleo, la mejora de la educación, la sanidad, la justicia, de la administración y gestión de los recursos públicos, la convivencia ciudadana, …?
¿Existe el riesgo, o ya la realidad, de tener un mercado fragmentado y poco competitivo?
¿Es más caro o más barato disponer de un sistema autonómico como el español; nos lo podemos permitir como país?
¿Debería recuperar el Estado competencias como la educación, la sanidad, la justicia, políticas de empleo…?
¿Acercar la administración a los administrados es sinónimo de mayor calidad y eficiencia de los servicios públicos?

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