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lunes, 14 de mayo de 2012

¿Por qué en España somos líderes en desempleo?

No hay debate, tertulia o foro económico en el que no se hable de las altas cifras de paro en nuestro país. Los expertos en economía, periodistas, políticos y ciudadanos en general nos preguntamos por qué en España los datos sobre desempleo son tan altos cuando en países de nuestro entorno, con similares dificultades, las tasas de paro son mucho más bajas.

Pues bien, una de las posibles respuestas a este enigma es nuestro propio modelo de organización administrativa. Resulta que debido a nuestro imperfecto estado de las Autonomías tenemos un mercado fragmentado con peligrosas consecuencias para la actividad empresarial y económica que hoy, con la crisis, se ven acentuadas. Con el modelo actual que tenemos, las empresas se enfrentan a un complejo entramado jurídico, un pesado lastre de competitividad, un severo freno a la inversión y a su expansión y un importante desincentivo a la creación de empleo.

“Mercado disgregado, laminado y profundamente imperfecto”, así lo califican  representantes de una Confederación Empresarial española que se atreven incluso a cifrar en 45.000 millones de euros lo que dejaría de producir la economía española por la maraña legislativa y la falta de unidad de mercado que sufre este país, hasta el punto que han remitido al Gobierno un informe titulado, “La unidad de mercado: un imperativo para recuperar la competitividad”.

Esto quiere decir que las empresas españolas se enfrentan a un entramado jurídico que lastra la inversión y la creación de empleo y que si tuviéramos un mercado armonizado, el dinamismo de las empresas españolas sería mayor y por ende sus inversiones y la creación de puestos de trabajo. Dicho esto, parece de lógica aplastante que las empresas reclamen al gobierno que prevenga o corrija esta situación revisando el vigente esquema constitucional de distribución de competencias y poniendo en marcha una Ley de Garantía de Unidad de Mercado para asegurar la libre circulación de bienes, prestación de servicios y factores de producción en todo el territorio nacional.

Ahondando en el tema, en uno de los últimos informes económicos de “la Caixa” se pueden extraer conclusiones que reafirman lo expuesto anteriormente. De todos es sabido que el tejido empresarial español se caracteriza por su fragmentación, con una gran prevalencia de pequeñas y microempresas, tamaño que condiciona la productividad y la capacidad exportadora, puesto que la empresas de mayor dimensión no sólo tienden a ser más productivas sino también más propensas a exportar.

España destaca por ser uno de los países avanzados con un mayor peso de las microempresas o empresas con menos de 10 asalariados, las cuales representan un 93% del total de empresas, frente al 83%, por ejemplo, en Alemania, que coincide con la media de la OCDE. Si trasladamos este principio al mercado laboral, resulta que las pymes en España copan el 78% del total de empleo, mientras que en Alemania sólo emplean el 60% y en Estados Unidos, el 47%.

Cuando se comparan datos y estadísticas entre magnitudes y países, surgen sorpresas, como que las grandes empresas españolas son incluso más productivas que las alemanas. En contrapartida, las micro y pequeñas empresas son menos productivas. Las grandes empresas en España son casi 3 veces más productivas que las microempresas y 1,6 veces más que las de tamaño medio, según datos de la OCDE. El problema está, entonces, en que la gran empresa tiene un peso muy reducido en la economía española.

Pero, ¿por qué tenemos escasez de grandes empresas en España? Todo apunta a las rigideces y obstáculos en el entorno institucional y de mercado en el que operan, -lo que dificulta su crecimiento-, y a factores sociales y culturales más amplios que limitan, de entrada, el horizonte de muchos proyectos empresariales. También a la especialización sectorial de la propia economía española ante el peso de sectores como la hostelería y el turismo, la construcción y las actividades inmobiliarias que suelen contar con empresas de menor tamaño.

El predominio de empresas de tamaño reducido puede deberse al marco institucional existente con lo que ello implica de regulación del mercado laboral, trámites burocráticos, disparidad de normativas entre distintos niveles administrativos, inseguridad jurídica, etc. Son elementos que influyen sobre la productividad y que, a menudo, se convierten en frenos al crecimiento y a la generación de empleo. Y en este punto, cabe añadir que la legislación, excesivamente restrictiva del mercado laboral, añade dificultades a la capacidad de crecimiento de muchas empresas y con ello, se limita la capacidad de generación de puestos de trabajo, factor que se ha empezado a corregir con la última reforma laboral que esperemos comience a dar sus frutos el próximo año.

jueves, 3 de mayo de 2012

3 de Mayo: Día Mundial de la Libertad de Prensa

En la era de la información, la libertad de prensa está cautiva, amordazada, agazapada, trémula… son tantas las amenazas que se ciernen sobre el periodismo y los periodistas fieles y comprometidos con la verdad que añadir mil y un calificativos más poco podría aportar al retrato de la realidad de quienes debemos ejercer este milagroso derecho que llamamos libertad de expresión. Pero no olvidemos que si la libertad de prensa está para pocas celebraciones, los perjudicados no son sólo los miles de periodistas que han perdido su empleo, los que realizan horas interminables cobrando míseros sueldos, los que malviven sin contrato haciendo colaboraciones informativas, fotográficas o los que se autocensuran para poder conservar su puesto de trabajo, sino el conjunto de ciudadanos de este país y su salud democrática.

Este oficio de periodista, tan apasionante como despiadado, y del que muchas veces aborrecemos, es el que garantiza que otros derechos tengan razón de ser, el que permite que otros tengan voz, el que denuncia los desmanes de quienes se consideran al margen de la ley, el que amplifica o silencia las múltiples aristas de la realidad... y así seguirá siendo, pese a quien pese. Yo no se dónde han quedado palabras y conceptos que nos enseñaban en la Facultad de Ciencias de la Información como ética y deontología profesional, periodismo de investigación, fundamentos de la información y comunicación, libertad de expresión y opinión pública, pensamiento crítico y creativo, etc., pero sí se que casi 6.500 profesionales de la información han perdido su empleo en España desde finales de 2008; 57 medios de comunicación han cerrado y se han ejecutado 23 EREs y que la espada de Damocles pende sobre los que quedamos.

Se dice que sólo en este año se generará más información que en los cinco mil anteriores y que un periódico de hoy en día contiene la misma información que recibía en toda su vida un ciudadano en la Edad Media. Si fuéramos conscientes del “poder” que tenemos como periodistas, cada uno individualmente y todos como colectivo, estaríamos hoy de fiesta, celebrándolo en el Húmedo con unas cañas y no en la concentración de Botines reclamando la dignidad de esta profesión maltrecha.

A pesar de todo, todavía quedan cosas que celebrar en el día de hoy: por ejemplo el chiste de Mingote publicado allá por el año 1966 y que reproduzco en esta entrada, igual que tenemos que aplaudir el anteproyecto de Ley de Transparencia que presentó el Gobierno el 23 de marzo y que, aunque mejorable, pone las bases de la aplicación del principio de la transparencia en la vida y la agenda políticas. Veremos cómo se centraliza toda esta información de la Administración General del Estado y cómo van a asumir este reto las comunidades autónomas y entidades locales. No se si da para celebraciones o no pero en Castilla y León la Junta ha aprobado el proyecto de creación del Colegio Profesional de Periodistas, un órgano al que no hay que estar adscrito para ejercer la profesión pero que intenta representar los intereses de este colectivo que nunca se ha caracterizado precisamente por su corporativismo. ¡Lástima!

Por último, apunto una de las increíbles ideas que nos regala el periodista y escritor Sergio Fernández en su libro Vivir sin miedos y que puede ser útil a la profesión: …”conciencia, creatividad, tecnología y formación continua son el pasaporte obligado para navegar sin naufragar a bordo del siglo XXI”.

Solamente añadir que debiéramos dedicar parte de nuestro tiempo a explorar nuevas fronteras, a innovar, sentarnos a reflexionar sobre lo que requiere el periodismo del futuro y ponernos manos a la obra, tomando conciencia del poder y la responsabilidad que tenemos y de nuestra capacidad de generar cambios. ¿Crees que eres demasiado insignificante para intentarlo? «Si crees que eres demasiado pequeño para ejercer cualquier influencia, intenta acostarte con un mosquito en la habitación«, (Robin Sharma, fundadora de la cadena The Body Shop).