Ayer ,semana y pico después del pucherazo del 9-N, buscaba en alguno de los programas de debates de la televisión noticias que no estuvieran relacionada directa o indirectamente con el "problema catalán" o español si lo consideramos, como debería ser, un problema de todos los españoles. Y sin disponer más que del mando a distancia y de mi percepción del tiempo (que según los avances de la neurociencia no es para nada objetiva y suele fallar mas que una escopeta de ferias, especialmente si el sujeto está aburrido, como yo ayer), calculo que el 80% del tiempo se dedicaba a los resultados (mira que ya llovió), a la visita de Rajoy a Cataluña (ojo es noticia que el Presidente viaje a una región que aporta el 19% del PIB y encima con la que está cayendo allí), y la reforma de la Constitución.
Pobre Constitución. A parte de hacerme la pregunta inmediata de qué hay que reformar que permita a los ciudadanos convivir mejor y de que piense que en qué mejora mi situación (derechos y deberes) que España sea una federación o un conjunto de comunidades autónomas, no sé yo -porque no se lo he oído a nadie- que mejoras introducirían (la de la sucesión real femenina, no cuenta, creo yo entre las molares).
Y es que no suelo ir con la "polvera" en el pantalón(la Pepa, la del 1812 las mujeres solían guardarla en la polvera evitando que los franchues la encontrasen y requisasen). No suelo sacar la Constitución para comprar manzanas, ni para llenar el depósito de la gasolina. No, para eso necesito como el resto de los españoles dinero. Y para tener dinero debe haber trabajo, que no lo hay.
Parece que entre corrupción y otras causas, como las anteriores, se ha echado una cortina de humo sobre el nudo gordiano de la situación actual: el desempleo. Y ese sí debía ocupar el 80% del tiempo de esos programas ya no digo el tiempo de nuestros políticos.
¿Qué hacemos para crear empleo? Pues poco o muy poco. Eso sí debía soliviantarnos y no si un exsenador viaje 32 veces a Canarias y 16 de ellas contabilizadas por el Senado, de si detrás se esconde una historia de amor, una visa y un político "ejemplarizante" que vive sin antena parabólica.
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